Juana y Juan se casaron una tarde más calurosa de lo habitual del mes de Junio. Llenaron su día con muchas emociones: desde los nervios de unos preparativos hasta las carcajadas de la fiesta.
Para mí una boda de 13 horas con la cámara en la mano mientras les seguía por donde quiera que era necesario que yo estuviera. Aunque a veces los novios aparentan y expresan verbalmente que no están nerviosos, su actitud no es la misma que cualquier otro día. Juan me recibió por la tarde más callado de lo habitual e incluso sereno y tranquilo, por su parte en casa de Juana no se paraba de un lado para otro y todos mucho más acelerados. Seguí sus ritmos y fui a su compás durante la ceremonia, posteriormente hicimos un rato de exteriores con la suerte de vivir en directo un atardecer magnífico. De vuelta al restaurante y con los suyos regresó la fiesta, algarabía y el desenfado de una larga cena y su posterior prólogo en el baile y las copas.
Pareja, ¡felicidades por vuestro enlace! Os deseo mucha suerte.
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